Es la última jornada en Roma. La salida hacia el aeropuerto es a las 15,00 horas.
La ruta turística prevista para hoy la empezamos en la Piazza di Spagna. Siguiendo la Vía del Babuino, que toma su nombre de una grotesca escultura de Sileno, conocida con el sobrenombre popular de El Babuino, llegamos a la Piazza del Popolo una de las más conocidas de Roma. Un obelisco egipcio de 24 metros de altura se alza en el centro de la plaza. En el lado sur de la plaza se ubican las iglesias gemelas barrocas de Santa María dei Miracoli y Santa María in Montesanto. En el lado norte se alza la Porta del Pópolo y la vieja Iglesia de Santa María del Pópolo. Dentro de esta maravillosa iglesia, restaurada por Bernini, se encuentran dos obras maestras de Caravaggio, La Crucifixión de San Pedro y La Conversión de San Pablo.
Bajando por la Via Ripetta llegamos al Mausoleo de Augusto y justo enfrente del mausoleo podemos contemplar el Ara Pacis (altar de la paz), monumento conmemorativo de la época del Imperio Romano. Fue construido por decisión del Senado, en acción de gracias por el regreso del emperador Augusto tras las victoriosas campañas en Hispania y Galia, y la paz que este había impuesto. El material utilizado es mármol de Carrara.
Dejamos tiempo libre para realizar algunas compras.
Antes de regresar al hotel seguimos buscando lugares emblemáticos como la Piazza de Campo di Fiori, una hermosa plaza rodeada de típicas viviendas romanas, en la que todos los días se montan puestos de un mercadillo, en el que se venden frutas y verduras, pastas y especies, puestos de flores, ropa y complementos. |
Regresamos al hotel para recoger el equipaje y trasladarnos al aeropuerto.
El vuelo hacia Madrid salió con retraso, con más retraso del previsto cuando subimos al avión. Cuando se dirigía a la pista de despegue, una azafata informa que tiene que regresar al parking por una posible avería. Cunde el nerviosismo en algunos pasajeros y aparecen dos o tres casos de alumnos con estados de ansiedad, lloros, descontrol emocional,... Mar y Andrés, nuestro personal sanitario, atienden a dos alumnas con una crisis más aguda, una de ellas de un centro de Arévalo que compartía vuelo con nosotros. Una vez resuelta la avería, trascurrida una hora aproximadamente, el avión despegó sin problemas y aterrizamos en el aeropuerto de Madrid-Barajas sin novedad.
Los autobuses de Álvarez nos esperaban, puntualmente, en la puerta de la terminal. Salimos del aeropuerto camino de Valladolid. Llegamos a las puertas del instituto sin más contratiempos y lo de siempre: despedidas efusivas y a descansar que nos lo merecemos.
¡Hasta el próximo viaje de estudios...! |
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