El 3 de octubre los alumnos de 1º de Bachillerato de Ciencias Humanas y Sociales y Ciencias y Tecnología, y los de 2º de Bachillerato de Ciencias y Tecnología hemos tenido un día especial.
A la misma hora que el resto de los días hemos venido al Instituto, pero en vez de entrar en las aulas nos hemos ido a Burgos y Atapuerca. En Burgos hemos visitado el recién inaugurado Museo de la Evolución Humana; un edificio nuevo:
Es un gran cubo, con iluminación exterior cenital y lateral. En las diversas plantas exhibe descubrimientos, huellas, materiales, teorías, técnicas que llevan a explicar de forma global la teoría de la Evolución. Nos encontramos en él desde el camarote de Darwin hasta la reproducción a tamaño natural de los distintos homínidos: Lucy y Miguelón entre ellos.
A las 12:30 una vez finalizada la visita al museo hemos tenido una hora para visitar Burgos, bocadillos, cafés y, los menos, visita rápida a la Catedral. En estos momentos los profesores se han hecho humo.
A las 15:30 nos hemos ido a un parque a las afueras de Burgos. Hemos dado cuenta de los bocadillos y algunos y algunas nos hemos hecho unos niños en los enormes toboganes y las tirolinas del parque.
Es curioso porque todas las atracciones del parque están perfectamente integradas en el paisaje.
En torno a las tres hemos iniciado el recorrido hasta Atapuerca. Allí nos esperaba en el Parque Arqueológico, Miguel, el monitor que nos ha llevado al pasado.
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La elaboración de útiles de piedra golpeando dos de ellas para usar el núcleo o la lasca que salta con el golpe, técnicas de pintura mural, enterramientos, lanzamientos de lanzas y flechas con las armas que usaban nuestros antepasados, las viviendas, los animales que eran su alimento, y para acabar hemos conseguido hacer fuego tal como el homo sapiens lo hacía.
Desde allí al yacimiento de Atapuerca: en la trinchera por donde iba un antiguo ferrocarril minero se ha descubierto el yacimiento arqueológico más importante del mundo: la Gran Dolina, la Sima de los Huesos, vistos en la realidad nos permite entender como se excava para, sin perder ningún resto, se encuentren todos los elementos necesarios para reconstruir la vida de nuestros antecesores, y lo que es más importante, la línea evolutiva, que en estos yacimientos nos permiten remontarnos hasta 1 millón de años de historia de la humanidad.
Desde allí café en Ibeas y regreso a Valladolid.
Un día de clase distinto: hemos visto en la práctica lo que nos han explicado un montón de veces; en esos momentos no eran teorías ni temas de examen, su conocimiento y práctica suponían la supervivencia de la especie; hoy hemos vivido experiencias del hombre del Paleolítico. Directamente.
Octubre 2010 Esther Sanz y Álvaro Linares 2º Bachillerato Ciencias y Tecnología
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